¿Por qué razón al nazismo, siendo como es, en sus propósitos y en sus métodos, una ideología de izquierda pura y dura, se le asocia a la extrema derecha? ¿En qué país del mundo, en cualquier momento histórico, el comunismo ha supuesto para esa nación desarrollo en democracia y libertad?
HE AFIRMADO EN más de una ocasión que en el Nuevo Testamento, en el mensaje que Jesús transmitió durante su vida pública, están todos los fundamentos de una sociedad justa y libre, expresados además de un modo sencillo y comprensible por cualquiera. Con ellos, con esos fundamentos, se puede elaborar el más avanzado de los programas electorales. Quizás sea esa la razón por la cual prácticamente todas las sociedades con tradición judea cristiana han logrado llegar a ser democracias libres y desarrolladas. Porque sus principios son aplicables a todo tipo de sensibilidades, por muy agnóstico o ateo que se sea, y son el cimiento de la convivencia. Por ello, en las sociedades con tradición cristiana, aunque hoy sean aconfesionales y tengan un porcentaje pequeño de practicantes religiosos, hay una impregnación de esos principios que son más sólidos y permanentes que cualquier norma o práctica religiosa. Aunque dijo aquello de “sobre esa piedra edificaré mi Iglesia”, la misión de Jesús no fue, creo yo – y conste que soy católico convencido -, fundar una Iglesia sino mostrar al mundo el camino a seguir para ser justos, palabra ésta que engloba todos los principios fundamentales – libertad, igualdad, empatía, etc. -.
Entre las sociedades libres, hay una excepción que es Japón. Este país tan singular no es, evidentemente, de tradición cristiana. El sintoísmo – que es dudoso que pueda considerarse una religión -, el budismo, el cristianismo y otras religiones se reparten el 30 por cien de la población que cree en algo, el otro 70 por cien no practica ningún tipo de religión. Todo ello y su dramática experiencia de mediados del siglo pasado le convierte en una sociedad muy peculiar pero que es, sin duda, un país libre y desarrollado.
La conclusión a la que yo llego – pobre ignorante empeñado en pensar – es que el comunismo y el islamismo son los dos grandes obstáculos que encuentra la libertad para su implantación en el mundo, y que la solución está en el humanismo cristiano. Al menos, eso parece desprenderse de estos cien últimos años de la historia de la humanidad.
Si alguien lee esto alguna vez, le ruego sea comprensivo si entiende que falta rigor académico en alguna de las afirmaciones. Quien lo escribe no es historiador ni sociólogo. Es un ciudadano preocupado por lo que pasa en el mundo y, muy especialmente, por lo que acontece en esta España nuestra tan maltratada en la actualidad porque unos políticos irresponsables han permitido, a cambio de permanecer en el poder, que representantes de ideologías liberticidas ocupen cargos de alta responsabilidad en el Gobierno de España. Es absolutamente evidente que esa gente pretende cargarse no sólo la libertad sino también la posibilidad de convivencia en armonía y, por supuesto, la unidad de España. El descaro con el que el País Vasco y Cataluña, en su afán de romper España, chantajean al traidorzuelo que nos preside, hombre de un narcisismo insufrible y de una irresponsabilidad sin límites, evidencia ese peligro que me preocupa.
Hay unas preguntas que yo he planteado en no pocas ocasiones y a las que nadie me ha dado respuesta; las hago de nuevo por si algún alma caritativa me complace. Son estas: ¿Por qué razón al nazismo, siendo como es, en sus propósitos y en sus métodos, una ideología de izquierda pura y dura, se le asocia a la extrema derecha? ¿En qué país del mundo, en cualquier momento histórico, el comunismo ha supuesto para esa nación desarrollo en democracia y libertad?
Está claro que el mundo, gracias a Dios, está vacunado contra el nazismo, sus horrores han tenido ese efecto, sus signos producen miedo y repugnancia a cualquier mente sana. Pero no ocurre así con el comunismo. ¿Por qué? ¿Son sus desmanes menores que los del nazismo? ¿Cómo se entiende que los españoles del siglo XXI hayamos dado a un partido comunista los suficientes votos como para que sus representantes se sienten en el consejo de ministros? Urge que reflexionemos.
PD: En España, los únicos nazis que hay son Pablo Iglesias y sus mariachis. Nazi es apócope de Nacionalsocialista, llevado este al extremo. Justo lo que ellos son, extrema izquierda pura y dura. Comunismo y nazismo son, en la teoría y en la práctica, lo mismo.
Otra cosa: La extrema derecha española, que la hay, no tiene nada que ver con el nazismo, es derecha dura y algo fuera de su tiempo, pero nada más.
Y otra: Al señor Alfonso Guerra: Ha dicho usted que “el 12 de octubre hubo quien pitó a un presidente y aplaudió a una cabra porque cada uno aplaude a quien le representa”. No señor Guerra, ese día se pitó a un mal presidente y no se aplaudió a una cabra sino a quienes la llevaban como mascota, que son los mismos que garantizan, junto a otros, que usted y yo nos podamos expresar en libertad, usted para decir lo que dijo y yo para decirle a usted que es una mala persona.