“Nos querellaremos contra todas las administraciones por la tragedia de Valencia”

Acusa de ineficacia a políticos y técnicos que “no actuaron” para evitar las consecuencias de una gota fría “anunciada tres días antes por AEMET”. Considera responsables al conjunto de las administraciones. La querella será respaldada por 175 familiares de fallecidos

Amills durante una entrevista a nivel nacional.

– Han decidido llevar a los tribunales las actuaciones de la Administración ante la gota fría del 29 de octubre, ¿por qué?

– Porque hemos observado la ineficacia con que actuaron. Nosotros recibimos los primeros días de la tragedia más de 4.000 llamadas, y atendimos a todo el mundo. Conocíamos la magnitud del desastre y nos preparamos. Sin embargo, el teléfono de emergencias 112 colapsó. Nadie puso los medios suficientes cuando era previsible que recibiría muchas llamadas ante una alerta de nivel 2. Esto es sólo un ejemplo del caos y la ineficiencia con que se condujeron las administraciones; por eso, a primeros de diciembre decidimos acudir a los tribunales. Pensamos hacerlo como acusación popular, pero se han sumado muchas familias y lo haremos como acusación particular.

– ¿Cuántas familias se han sumado?

– De momento, 175 familiares de las 230 víctimas mortales, incluyendo las 6 de Letur, y los 3 desaparecidos.

– Significa que más del 75% de las familias de las víctimas han confiado en ustedes. Es mucha responsabilidad.

– Sí, me siento abrumado. Entiendo que han visto la seriedad con que nos empleamos. Contamos con tres letrados, de los que dos son especialistas en Derecho Civil y uno en Penal, tres peritos judiciales expertos en emergencias y grandes conocedores de las competencias de cada administración. Ante una catástrofe como la que nos ocupa, no hay que inventar nada. Siento rabia cuando veo en televisión discusiones sobre si la responsabilidad de actuar correspondía al consejero o al alcalde, cuando son los técnicos quienes están capacitados para actuar. La tormenta no provocó ninguna muerte. Fue la riada quien mató a la gente, y sus consecuencias se podían haber previsto. AEMET avisó tres días antes que se aproximaba la gota fría. En la mañana del 29 de octubre había seis fallecidos en Letur, pero las administraciones confundieron a la gente diferenciando dos problemas distintos. Se ha probado que la gota fría de Letur fue la misma que llegó horas más tarde a Valencia. Si por la mañana ya había muertos, ¿cómo podían seguir muriendo personas a las 11 de la noche en sitios donde no había llovido? Nadie avisó a los vecinos. No se activaron los protocolos.

– Y muchos murieron en sus casas, personas mayores sobretodo.

– Así fue. El mayor porcentaje de fallecidos superaba los 80 años y no pudieron hacer nada ante la avalancha de agua y lodo que les vino encima. He recogido muchos testimonios en los viajes que he realizado a los lugares afectados. Me he reunido con los familiares de las víctimas para explicarles los pormenores de la querella. Por cierto, ‘agradezco’ a la Generalidad Valenciana que nos quisiera cobrar por usar un auditorio de su propiedad para celebrar la reunión que, al final, tuvo lugar en el local de una asociación fallera. En fin, ya estamos acostumbrados a los boicots, pero no es democrático.

– ¿Puede compartir alguno de esos testimonios?

– Una señora mayor me contó que, cuando empezó a entrar agua en su casa, dijo al marido que subiera rápido a la planta de arriba, pero el hombre no podía moverse. Esta mujer, impotente, le vio ahogarse, y lo peor fue que estuvo obligada a contemplar el cadáver flotando durante tres días porque nadie llegó a ayudarles. La Consejería de Educación decretó el cierre de los colegios y avisó a los padres para que se acercaran a recoger a los niños. Llegaron los de un niño de seis años y, cuando regresaban a casa, la riada arrastró el coche con los tres dentro, que murieron en el acto ¿Cómo es posible que no cerraran al tráfico las carreteras que sabían iban a quedar inundadas? Otro caso: a las 11:30 de la noche, las dos primeras plantas de una casa se llenaron de barro. Allí vivía un matrimonio con una hija de ocho años y un hijo de tres. Subieron a la tercera huyendo del agua. El hombre se asomó a la terraza para detectar cuándo empezaba a bajar el nivel, pero la estructura cedió y la riada se lo llevó. Una de las vigas colapsó y cayó sobre el hijo pequeño matándolo en el acto en presencia de su hermana y de la madre. Hasta el día siguiente no los rescataron. También me impactó muchísimo la historia de una mujer que llamó a su hijo porque entraba agua en la casa y había pedido ayuda al 112. A los 10 minutos volvió a llamarle y le dijo que estaba subida a la mesa porque el nivel había subido mucho, y que estaba esperando porque en el teléfono de emergencias le habían dicho que irían a socorrerla. Al cabo de un rato, la mujer recurrió de nuevo a emergencias. Les dijo que, por favor, fueran rápido porque se ahogaba, hasta que dejaron de oírla. La escucharon ahogarse en directo. Después de episodios como los que acabo de contar, los gobernantes han demostrado ser muy sinvergüenza para no reconocer que obraron mal ni asumir sus responsabilidades. Los ciudadanos hemos sido solidarios, nos hemos percatado del dolor, pero la clase política no ha tenido ni un poco de sensibilidad para reconocer que lo ha hecho mal. Nadie quiere matar a nadie, pero si tienes un cargo, has de asumir la responsabilidad que conlleva.

– ¿Y el objeto de su querella consiste en exigir esas responsabilidades?

– Exacto. Las familias no piden venganza, sino justicia. SOS Desaparecidos no va a cobrar nada. Los abogados, técnicos y la procuradora son voluntarios que han ofrecido sus servicios gratis. Hemos recibido ofertas de personas que querían colaborar con dinero y les hemos dicho que no. La mejor moneda es la solidaridad. Trabajar gratis no significa hacerlo mal. Todo lo contrario, porque lo hacemos por una causa que creemos justa. Decidimos hacerlo gratis desde que empezamos hace 14 años en Carboneras.

– ¿Dirigen la querella contra los gobiernos de España y la Comunidad Valenciana?

– También contra las administraciones locales. Los pueblos de más de 20.000 habitantes están obligados a contar con técnicos en emergencias, más allá de voluntarios de Protección Civil. Son los primeros que han de actuar, pero la mayoría carecen de los medios que exige la ley. En el caso de Valencia, la Generalidad advirtió a la mayoría de los ayuntamientos que no cumplían con esa obligación y que, si precisaban ayuda, se la prestarían. Estamos muy bien documentados, a pesar de que las administraciones tratan de esconder documentación y han borrado muchas publicaciones que había compartido en sus páginas de internet y en redes sociales. Pero nos da igual, porque contamos con un equipo muy bueno que sabe cómo recuperarlas. Y en los pueblos con menos de 20.000 habitantes, esa competencia es asumida por Diputación, pero nadie se acuerda de ella. ¿Hizo algo la Diputación de Valencia?, ¿informó a los ayuntamientos de que tenían que actuar?, ¿les mandó a Guardia Civil, Protección Civil o bomberos para que evacuar a la población en las zonas en riesgo?, ¿les informó de que no intentara bajar a los garajes? No hizo nada.

– Administración central, autonómica y local, ¿contra alguien más?

– Por supuesto: contra la Confederación Hidrográfica. Vamos a demostrar que algunos de los sistemas que debían controlar el caudal del agua no pasaban la información directamente a Confederación Hidrográfica del Júcar, sino a entidades privadas.

– ¿Cómo es posible?

– Hasta ese punto llega la insensatez en nuestra administración. En 1957 hubo una riada en la misma zona que causó 85 muertos sin los medios de ahora. Lo ocurrido el 29 de octubre no es una consecuencia del cambio climático, sino de la incompetencia de nuestros gobernantes. Y hay más pruebas de insensatez.

– Por favor, cite alguna.

– La de una alcaldesa que recibió dinero de un importante empresario español y, en vez de derivarlo a los damnificados, lo ha dedicado a infraestructuras. Esa misma regidora, propuso a un vecino que enterrara a su madre en otro pueblo porque el acceso al cementerio estaba impracticable. Este hijo, junto a un grupo de amigos, despejó a paladas el camino al camposanto en unas horas para vergüenza de la alcaldesa. Enfurece observar la catadura moral de los políticos. Yo he sido incapaz de conciliar el sueño muchas noches recordando testimonios que me han contado las víctimas, y me enerva oír a estos impresentables pensando únicamente en echarse las culpas unos a otros sin hacer nada para ayudar a paliar los daños provocados por su propia inoperancia. Tenemos un montón de testigos, porque era tal la magnitud de la emergencia que se estaba produciendo… Existen numerosos vídeos de la riada circulando por internet. La práctica totalidad del personal de emergencias, bomberos, Protección Civil, técnicos de ambulancias, pilotos de helicópteros y otros, se presentaron en sus bases, aunque estuvieran librando, pensando que en algún momento los activarían. Pues no, nadie los movilizó.

– ¿Esos testigos están dispuestos a declarar ante un juez?

– Muchos. Contamos con testimonios de profesionales que enviaron vídeos a sus superiores, y estos les pedían esperar a que hablaran con “el jefazo”. Al cabo del tiempo les respondían: “que dice el jefazo que está todo controlado”. Uno informó al jefe de que el agua estaba arrastrando el cadáver de un hombre, incluso describiendo al infortunado, y le contestaron al rato que “el jefazo dice que es un bulo, mentira, un maniquí”. Me pregunto, y disculpe mi tono, ¿quién mierda es el jefazo? ¡Por Dios! Ante un infarto o un ictus, el médico no dice “espere que voy a llamar al director del centro para que me diga qué tengo que hacer”. No, ni tampoco va a improvisar. Conoce el protocolo de actuación y lo aplica inmediatamente para estabilizar al enfermo y enviarlo al hospital con garantías. Alguno puede morir, pero la inmensa mayoría sobrevive. Emergencias funciona exactamente igual, cuenta con protocolos conocidos por los profesionales. No había que inventar nada ni pedir permiso para evitar que la gente se ahogara. AEMET anunció la alerta tres días antes y los servicios de emergencia únicamente tenían que actuar. Pero cuando los técnicos son contratados a dedo cada cuatro años porque caen simpáticos al político de turno; cuando cargos de la administración no entienden de seguridad, pero quieren mandar y colocan a dedo a gente, que, como tampoco son profesionales y tienen que agradecer el puesto que les han dado, no mueven un papel sin que el jefazo lo diga, no vaya a ser que se mosquee y les cueste el sueldo. Por desgracia, es la triste realidad en este país.

– ¿En qué situación está hoy la zona afectada?

– Terrible. He estado recientemente -principios de febrero- en Catarroja, Paiporta y Picanya y he visto a la gente todavía en shock. Levantas polvo cuando pasas con el auto. Me impactó ver coches con pegatinas que dicen ‘este vehículo funciona’ para evitar que los arrastren con una pala, porque están llenos de barro y parecen abandonados. Cuando volví a Carboneras, después de cuatro horas de viaje, llegué con picor en la nariz y manchando el pañuelo de polvo. La gente va por la calle con mascarillas por el polvo, no por la gripe, y ves todavía garajes inundados. Es caótico.

– En ese contexto, el Gobierno ha retirado el ejército, ¿cree que ha terminado su misión allí?

– Ni mucho menos. Además, la población siente alivio y está muy agradecida precisamente a los soldados que seguían sacando agua de sótanos y garajes, haciendo su trabajo partidos de dolor y muy maltratados hasta por el Gobierno, que les ha enviado, en muchos casos, sin prever un lugar decente en el que descansar ni comidas en condiciones. Por fortuna, la generosidad de las víctimas suple con creces la mala gestión de quienes nos gobiernan.

– ¿Cómo pueden ayudar quienes lo han perdido todo?

– Con gratitud, humildad y sencillez. Le voy a contar una anécdota. Acompañado de mi mujer, que es psicóloga, visité a una señora de 70 años a la que sorprendió la riada en casa con su marido de 73 y dos hijos de 30 y 40. Cuando entró el agua de golpe en la vivienda, los hijos le dijeron que se atara a la reja de una ventana, y lo hizo, al igual que el marido. Cada uno cogió a uno de los perros con los que convivían, pero uno cayó al agua. Uno de los hijos se lanzó a rescatarlo. El hermano, viendo que tenía problemas, se tiró para salvarle, y el marido también acudió a socorrer a sus hijos. Los tres se ahogaron y la mujer estuvo hasta las 11 de la noche amarrada a la verja esperando que bajara el nivel del agua. Estuve con esta señora toda una tarde y, más que consolarla nosotros, fue ella quien nos trasmitió coraje para seguir adelante. Lo había perdido todo: la casa, el marido, dos de sus tres hijos, los perros… aun así, se empeñó en darnos un café con leche y galletas. Nunca la olvidaré. Para mí, es la esencia del ser humano.

– Volviendo a la querella, háblenos de las indemnizaciones.

– Vamos a exigirlas. Dos de las abogadas que colaboran con nosotros son especialistas en Derecho Civil. Muchos familiares querían suscribir sólo el procedimiento penal, pero no el civil, porque querían justicia y preferían rehusar a un dinero manchado de sangre. No ha sido fácil convencerles. Les pedí que pensaran en su padre, hijo o hermano. Ellos les dirían “coge ese dinero y lo donas a Manos Unidas o lo quemas, pero es un caso de Justicia”.

– ¿Cuándo presentarán las dos demandas?

– Calculo que a finales de febrero o primeros de marzo. Llevamos ya 800 folios. Es un caso tremendo en el que no debemos correr. Recordemos que se trata de una acusación particular respaldada por 175 personas. Aportamos documentos técnicos representando a familiares directos de fallecidos y entre otras acusamos a dos comunidades autónomas: Valencia y Castilla-La Mancha, que cuentan con legiones de abogados pagados con el dinero de todos los ciudadanos, incluso el de sus víctimas.

Es mentira que haya miles de desaparecidos y muertos”. – Amills respalda las cifras oficiales y censura a quienes las multiplican exageradamente.

“Podría haber algún desaparecido más entre los inmigrantes ilegales que había en la zona, pero, oficialmente, son tres, y me parece fiable. Me han llamado desde una plataforma que hablaba de cientos de desaparecidos, aunque no aportaban ninguna prueba. También de miles de muertos. Es mentira. Considero inaceptable especular buscando un minuto de gloria. Yo no voy a poner en duda el trabajo de los forenses ni el de las Fuerzas de Seguridad. Es verdad que la confusión ha sido alentada por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana y el Ministerio del Interior, que aportaron cifras distintas, con una diferencia de 3 ó 4 fallecidos, diez días después de la riada. Forma parte del caos producido por la ineptitud con que han afrontado la tragedia”.

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